CAPITULO 1.- EL VERANO

DEL MUNDO DE LA VIGILIA

EL VERANO (Cap. 1.).

Todo esto sucedió hace siete años, y sucedió realmente. Sin trabajo y sin porvenir, aburrido y abandonado, Miguel Ángel se lamenta de su triste suerte y preso del desaliento, reflexiona sobre el mercado laboral, la política, el futuro… El muchacho parece algo desesperado y exagera, quizás demasiado, lo dramático de su estado. Habla solo, consigo mismo, y también con un personaje imaginario, inexistente, al que llama Voz. Y lo va escribiendo todo.

Bonita y calurosa estación, sin embargo aquí me hallo, en esta pequeña habitación, la pobreza material y afectiva me rodea. Lo cierto es que no me preocupa tanto la carencia material y afectiva como el aburrimiento y la tristeza que éste alienta, ¡esto sí que es malo!
Hoy es 29 de julio y me quedan... a ver... pues treinta y tantos o cuarenta y pocos días de aburrimiento, ¡nada más y nada menos! Pero lo peor no es esto, lo dramático es que cuando estos días pasen volverá toda la gente –con sus móviles y con sus automóviles— y el mundo se pondrá en marcha otra vez. Un mundo este para el que me temo que no estoy bien cualificado ni muy motivado.
Porque para conseguir buenos trabajos además de licenciado hay que ser rico o medio rico, guapo o guapa, causar buena presencia -o darse una vuelta por la corporación ésa-. Si eres el hijo o la hija del dueño o la dueña –o del jefe o de la jefa— puedes pillar un trabajo fantástico sin necesidad de tantos quebraderos de cabeza; hay que estar afiliado al partido político que gobierna, ser un gran pelota... poseer el permiso de conducir y disponer de vehículo propio.
Por aquí la mayoría de los empleos están mal remunerados, son a tiempo parcial, temporales, muchos se desarrollan al margen de la Seguridad Social y son difíciles de encontrar. Y, además de todo esto, habría que añadir también el hecho sorprendente y misterioso de que alguien esté dispuesto a contratarme por cuenta ajena. Mucha gente te recrimina a ti el “no tener trabajo”, como si el empleo fuera algo así como una manzana que puedes coger de un árbol maravilloso sin más dificultad que la de elevar el brazo.

“Los políticos” elaboran programas para acabar con el paro y aumentar así la riqueza y el nivel de vida de los ciudadanos; pero son lo empleadores, con carácter general, los que contratan –o no contratan— a la gente, de acuerdo con una serie de consideraciones objetivas y subjetivas y según convenga –o no— a sus intereses. En el “Estado Social y Democrático de Derecho”, si bien es muy conveniente, no es imprescindible que todo el mundo tenga trabajo; y los mecanismos con los que cuenta para eliminar desigualdades, remover obstáculos y hacer efectivas la igualad y justicia material son –a mi humilde parecer— insuficientes. Y si a todo esto añadimos haber nacido en un lugar con poca tradición empresarial y con escaso tejido industrial, entonces la cosa pasa de castaño a oscuro, como se suele decir por aquí; y si además los gobernantes de estas regiones son gente sin formación ni talento para la política y la buena gestión administrativa, entonces éstos desatan toda suerte de prácticas “caciquiles”—permítaseme la expresión—, populistas y corruptas para perpetuarse en el cargo. “La economía andaluza está en una situación de relativo atraso. El porcentaje de su PIB, en el contexto español, es varios puntos inferior al que le podría corresponder por su población y superficie y mantiene una importante tasa de desempleo, bastante superior a la media española”. Pero a pesar de estos datos objetivos, el PSOE, que es el partido que actualmente detenta el poder, gana las elecciones por mayoría absoluta.

Hablando de política, os diré que en mi pueblo gobierna el partido socialista y su presidente, además de alcalde, es senador.

(¡Qué horror!)

Lo que más me gusta es cuando el tío va y, alegremente, se dirige al pueblo y nos habla de la vigente Constitución y de los Derechos, Deberes y Libertades que en ella se recogen... Uf, qué tío, lo que sabe... Todos le escuchamos atentos, boquiabiertos... pero no permanecemos mucho tiempo despiertos porque nos entra mucho, muuuucho sueño.
¿Existe aún la derecha y la izquierda?, me pregunto a veces... parece que sí, según el profesor Norberto Bobbio. Pero qué más da todo esto, sólo pienso una cosa:

este mundo de la vigilia... ¡Es... un... rrrrrollo!

Después de todo lo dicho me parece a mí que voy a tener serias –por no decir insalvables— dificultades para entrar a saco en el apasionante y enigmático mundo de las relaciones laborales.

(¡Vaya mierda de Democracia..!).

¡Schhhh..!, ¡calla, Voz!

(¡Mierda todo!).

Podría ir a recolectar fresas...

(No sabes).

Es cierto...

Hoy día, en Europa, las políticas se orientan hacia la liberalización del mercado de trabajo, así que mucha gente que tiene un empleo estable en cualquier momento podrá ser despedido sin mediar causa, y sin indemnización y sin derecho a subsidio... pero a mí esto me importa un bledo porque yo constituyo un organismo inviable a corto plazo; pero me da igual, total, para lo que hay que ver.

El Gobierno de mi país se prepara para acometer la reforma del sistema público de enseñanza. Una reforma que, a juicio de la Ministra es necesaria; pero a juicio de la mayor parte de los estudiantes, no. Y yo me pregunto: ¿será la Ministra muy lista y los estudiantes muy necios?; ¿será la Ministra imbécil y los estudiantes muy listos?; ¿serán todos tontos?...
Sea lo que sea, esto a mí también me da igual, porque lo que está claro es que en este mundo de la vigilia –por una cosa o por otra, más tarde o más temprano— siempre te van a fastidiar.

(Sí, sí, a ti de palabra te da todo igual; pero después, a la hora de la verdad, te preocupas por cualquier estupidez).


Tienes razón, Voz.
Qué curioso, me vienen a la cabeza las predicciones la bruja Haranís.

(Qué le pasa a ésa)

Hasta no hace mucho mantenía que el mundo se iba a acabar. Si se hubiera terminado todo ya no nos preocuparía el futuro, ni nos aburriríamos...

(¡Mucho cuento es lo que tiene esa y ninguna vergüenza!)

Esto parece una historia, como si fuera a ser leído... Bueno, Voz, pues voy a presentarte a los lectores, jaja..

(¡Bah, haz lo que quieras!)

Amigos y amigas, Voz es una paranoia, es el ente que habla conmigo cuando estoy aburrido. Es como Tony, el amigo interior del niño que aparece en la novela “El Resplandor”. Pero éste es muy desagradable, odia a toda la gente y encima carece de poderes, es un monstruo nihilista engendrado en mí por las circunstancias adversas.

- No soy ninguna paranoia, pero sí el único ser con el que hablas...


¿Serás mi ángel de la guarda? ¿Serás mi alma?, me pregunto a veces.

- ¡No, soy Alicia Astas! Deja de decir tonterías ya, hombre...

Alicia Astas, hermosa muchacha. El otro día un amigo me pasó algunas fotos de esta chica, son fotos extraídas de una página web en la que aparece la modelo francesa... Anécdotas aparte, os diré que, a pesar de ser tan borde, mi voz interna -mi paranoia o mi alma, lo que sea- cree en la metempsicosis. ¿No es así?

- ¡Así es!

Para aquellos y aquellas que no lo sepáis, y sin entrar en excesivos detalles, os diré que la metempsicosis es algo así como la inmortalidad, el eterno retorno de las almas a la vida. Hecha esta aclaración, se me ocurre, amigo interior, una pregunta.

- A ver...


¿A dónde irás cuando me muera y te desprendas de mi cuerpo, si es cierta esta doctrina y es verdad que eres mi espíritu?

- Desde luego, si puedo elegir, me adentraré en el interior de alguien rico, alguien poderoso, alguien que se harte de...


Como podéis ver, Voz también tiene su lado terrenal, no sólo es un ente espiritual.

- ¡Espiritual! ¡A la mierda la mística y los místicos! Yo lo que quiero es echar un...

Para ser etéreo pareces algo rijoso y chocarrero. Por cierto, ¿qué me dices de la idea del eterno retorno al mismo cuerpo y a la misma vida?

- ¡No mientes ruina, solo el hecho de pensar que he de repetir eternamente esta experiencia me pone los pelos de punta!

¿Pero qué dices de pelos? Si eres incorpóreo y volátil, ligero como el argón...

- ¡Qué pelos van a ser, los pelo de los...!

Vale, vale, tranquilízate. No hay ninguna razón científica, de peso, para creer en eso. Además, si no eres tan sólo una paranoia y es verdad que eres un alma inmortal, habrás estado ya antes en un cuerpo diferente a éste, el mío, que ahora tienes por morada, ¿no es así, Voz?

- Así es.

¿Quién fue el afortunado, o la afortunada, que en otro tiempo te tuvo por alma?

- No me acuerdo muy bien, pero debería de tratarse de alguien de clase alta, porque aquello sí que era vivir.

¿En que época?

- En tiempos de Augusto, emperador al que recuerdo que conocí.

A lo mejor fuiste el espíritu de alguna de sus concubinas.

- Los emperadores romanos no tenían concubinas, ¡"gili..."! ¡Que te mueres y no...

A veces, cuando hablas, te salen rimas... A lo mejor fuiste el alma de algún poeta... dices que conociste al hijo adoptivo de Julio César... Quizás fuiste Virgilio: el autor de “Las Bucólicas” y “La Eneida”, el poeta que acompaña a Dante Alighieri en “La Divina Comedia” .

- ¡Los poetas y los políticos son todos unos farsantes y unos sinvergüenzas!

No le hagáis caso, amigas y amigos, el pobre está desesperado, siempre es negativo y desagradable. Cree que todo el mundo miente y que nadie dice lo que siente. A la desdichada criatura le hubiera gustado tener una existencia más emocionante, más divertida, más excitante; pero en esta ocasión no ha podido ser... qué le vamos a hacer, así es la vida al parecer.


Y conociste a Octavio César Augusto, en aquellos días gloriosos de antaño.

- Pues sí.

Pobrecito... Anda, cállate un rato, bonito.





“DISCO DE SISTEMA INCORRECTO. ERROR E/S. CAMBIE EL DISCO Y PRESIONE UNA TECLA”

¿Por qué me dice esto el ordenador? Tendré un disco en la disquetera... Aquí no hay ningún disco... Bueno, voy a presionar una tecla...

¡Clic!
“DISCO DE SISTEMA INCORRECTO. ERROR E/S. CAMBIE EL DISCO Y PRESIONE UNA TECLA”

¡Clic!
“DISCO DE SISTEMA INCORRECTO. ERROR E/S. CAMBIE EL DISCO Y PRESINE UNA TECLA.

¡Clic... clic clic clic clic clic..!

“DISCO DE SISTEMA INCORRECTO. ERROR E/S. ¡QUÉ CAMBIES EL DISCO!

¿Pero qué disco? Esto va a ser un virus, o algo importante que he borrado.

- ¡Se puede saber qué pasa?

Me parece que el ordenador se ha averiado, Voz.

- Eso será una broma, ¿verdad?

Me temo que no.

- ¡Madre mía, qué desgraciados! ¡Si es que no se puede tener más mala suerte! ¿Y ahora qué hacemos?

Pues tendré que escribir “a boli”.

- ¡Paso, paso!

Qué remedio.



Ahora estoy tendido, en el suelo, en mi pequeña habitación. Una vez, un tío mío se echó –tal y como estoy yo— y se llevó un año dormido... Cuando despertó nos habló de unos mundos realmente hermosos y maravillosos, los cuales había tenido la oportunidad de visitar durante su largo letargo.
Mi tío afirma que hay otras esferas, otras dimensiones... ya sabéis, los rollos ésos. Piensa que los sueños son puertas interdimensionales o algo así.

- ¡Tu tío está “fumao”! Siempre lo ha “estao”.

Digamos que... es algo peculiar, Voz. De pequeño solía esconderse en algún lugar abandonado; durante unos días, todo el pueblo le buscaba, pero nadie lograba dar con él; cuando aparecía, contaba a todo el mundo que había sido raptado por unos extraterrestres. Algunas gentes le creían y mantenían que, la noche anterior a su desaparición, unas extrañas luces se habían podido ver en el cielo...

Me pregunto, Voz, ¿cómo verá una hormiga mi habitáculo desde el suelo? La panorámica que -aquí, tendido- diviso debe de ser la más parecida a la que uno de estos minúsculos y poderosos insectos observaría. ¿Tú que dices, Voz?

- Sí claro, ¡esto parece la catedral de Nortre Dame, grrrr! ¡Deja ya de decir tonterías!

Es enorme mi habitáculo desde el suelo. Nosotros no hemos estado nunca en esa Iglesia a la que se refiere mi desagradable amigo interior; para ser sinceros, tengo que decir que sólo hemos estado en una catedral, la de Sevilla.

- Y no me gusta nada.



Tendido en el suelo, el sueño se apodera del muchacho.